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La soledad ha llegado a recibir el nombre de “la epidemia del Siglo XXI“, un mal que persigue a más de cinco millones de personas en España y que atormenta, especialmente, a aquellos que ya se han jubilado y afrontan su presente sin compañía. En el Colegio de Enfermería de Granada, donde cada año se jubilan en torno a 60 personas, son conscientes de ello y han decidido buscar una solución para aquellos colegiados que ya se han jubilado o están próximos a hacerlo.

El remedio pasa por el concepto de cohousing, algo que desde el propio Colegio definen como “un proyecto de convivencia donde se va a alternar la vivienda privada con compartir espacios comunes“. Se trata de un sistema importado de los países nórdicos y muy popular en Dinamarca, donde existen proyectos de cohousing para personas de todos los rangos de edad. En esencia, este modelo pionero en Granada consiste en un conjunto de viviendas privadas que comparten zonas comunes y servicios, que en este caso serán “comedor, cocina, lavandería, limpieza, consultas de enfermería, fisioterapia y podología”, indican desde la institución a la par que aseguran que el objetivo es “aportar calidad de vida durante esos años”.

Desde Hábitat Colaborativo, la empresa encargada de llevar a cabo el cohousing en Granada, señalan que esta operación buscará “organizar a los jubilados colegiados para que se organicen en una cooperativa de socios“. De este modo, la constitución de la organización requerirá de una aportación al capital social que supone en torno al 20% de la inversión y se cifra en una franja de entre 10.000 y 12.000 euros, si bien se trata de “una inversión que se recupera, si una persona decide solicitar una plaza en una residencia pública, se iría y se llevaría el capital social más el incremento que suponga durante los años que haya estado”, según señala el director de Hábitat Colaborativo, José Carlos Rodrigo.

Una vez se ingresa en la cooperativa, se adquiere el derecho de uso de una de las viviendas. En este caso, no se adquiere la propiedad del inmueble como tal, dado que pertenece a la cooperativa y es esta quien adjudica al miembro el derecho de uso. Ya en esta segunda fase, se procederá al pago de una hipoteca a veinte años que supondrá el 80% restante de la inversión final con un pago de entre 750 y 850 euros al mes, cuota que incluirá servicios como manutención completa con cuatro comidas, servicio de limpieza de zonas comunes y privadas, servicio de lavandería y un servicio de atención 24 horas, además de la gestión del propio centro.

El inmueble contará con un total de 82 plazas divididas en 37 apartamentos diferentes. Estas viviendas tendrán un mínimo de 35 metros cuadrados y su tamaño aumentará en función del número de gente que acojan, que variará desde las dos hasta las cuatro personas. De este modo, el cohousing se encuentra “a caballo entre una residencia privada y las residencias públicas, es un híbrido que permite que esté más cercano al alcance medio de las pensiones”, explica Rodrigo.

Si bien tanto en el Colegio de Enfermería como en Hábitat Colaborativo señalan que “no se trata de un proyecto excluyente” y cualquiera podrá tener acceso a la cooperativa, sí que es cierto que los colegiados tendrán prioridad “puesto que ellos son los que han puesto interés”, afirma el director de la segunda de las entidades. “Va a ir muy orientado a ese colectivo, pero si hay otra persona que esté interesada no va a haber problema”, matiza José Carlos, “uno de los principios de las cooperativas es el de puertas abiertas“.

Estado del proyecto

El sistema de cohousing ya ha sido planteado al Ayuntamiento y se le ha solicitado una parcela en el Serrallo. “Estamos limando detalles administrativos“. Si bien todo depende de la velocidad con la que se realicen los trámites burocráticos, desde Hábitat Colaborativo afirman que “en dos años podría estar construido”, puesto que “el proyecto arquitectónico está definido y las entidades financieras conocen el plan”.

Las viviendas

Independientemente de los metros cuadrados con los que cuente cada una de las viviendas, todas presentan una serie de rasgos en común. La idea es conservar la intimidad pese al sistema de convivencia, por lo que cada hogar tendrá a su disposición un baño accesible, cocina completa y salón-comedor. Además, la gran mayoría contarán con terraza. “Lo fundamental es ofrecer a las personas mayores un sitio en el que puedan tener privacidad pero no estar solos”, explica José Carlos Rodrigo, que recuerda que cada uno tendrá la opción de elegir si prefiere almorzar en el comedor de la cooperativa o en su propia vivienda.

Más información: Granada Digital.

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